El agua estaba tardando mas de lo previsto, esto alargaba aun mas el divagamiento del que hace horas buscaba deshacerse, tenia cosas que podrían decirse importantes de pensar, pero por alguna extraña razón su mente se esforzaba en medir el tamaño del áloe vera que comenzaba a florecer para luego repetirse hasta el cansancio <Estoy pensando cualquier mierda>.
En dos días planeaba presentarse en el edificio del diario "Tristango" ubicado en la avenida Arevalo, un amigo le había recomendado llevar unos cuantos de sus relatos con una orgullosa esperanza de que su querido compañero conseguiría al fin un trabajo estable. Lo que mas le irritaba de la idea era la pretensión de su amigo, quien en el momento de lanzar la propuesta gesticuló una mueca de felicidad expectante, creyendo quizás que su noticia alegraría profundamente al pobre y amargado desempleado. Odiaba la idea de mezclarse con los periodistas y egocéntricos escritores de novelones perniciosos y taquilleros que se autodenominan "Literatos". Le avergonzaba pensar que la semana pasada en ese mismo diario una nota lo mencionaba a el como "Un poeta desterrado de los albores renacentistas" y luego de eso lo englobaba en los Neorrenacentistas, corriente que, para él, afirmaba los valores más conservadores y anticuados de la burguesía pensante que todavía sobrevivía en el siglo XXI. Terminó acostándose a dormir agobiado de soledad, le angustiaba pensar que su único amigo no notaba diferencia entre los principios e intereses de los miembros del diario y él. El estupor de una traición relampagueaba en su mente.
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