El temor que despiertan los temblores provocados por las gigantescas patas de Gullmack es tan indescriptible, como habitual en la Ciudad Vertical. Los niños caminaban sus primeros pasos sintiendo esos pequeños terremotos, de modo que algunos pensaban que la sensación primitiva de esas vibraciones, y el temor que producían los pasos del gigante Gullmack, eran un solo complejo emocional que invadía periódicamente a las arañitas de Ciudad Vertical . Con nostalgia, las arañas mas cercanas a la muerte recordaban mirar desde sus agujeros a todas sus vecinas sumirse rápidamente en cualquier hoyo cercano cuando se acercaban los estridentes pasos, y contar a las arañitas historias sobre las extrañas señoras de lomo rojo, que habitaban terrenos lejanos. Su miedo era grande, y los temblores parecían nunca terminar.
Tan habitual era recurrir a los cuentos de las señoras de lomo rojo (porque Gullmack parecía disfrutar los paseos ocasionales) que se contaron historias de una magnificencia y complejidad sorprendentes, y que, de generación en generación iban enriqueciéndose con las sensibilidades de las distintas arañas. Así, el origen de las extrañas de lomo rojo era producto de la sangre de un dios; tenían la capacidad de volar y de desaparecer cuando ellas así lo quisiesen. Eran (según muchos relatos familiares) inmortales, y "verán el cuerpo muerto del titan Gullmack, y se alimentarán de sus entrañas".
Apasionado por esta idea, una araña muy lejana a la muerte decidió escapar de Ciudad Vertical, y encontrarse con las extrañas señoras y poder informarse sobre sus conocimientos y sobre su supuesto don de inmortalidad. Era necesario, para eso, caminar sin rumbo definido hasta (con mucha fortuna) encontrar a alguna de ellas, o al menos a algún informante que pudiera conocer su paradero.
Caminó tanto que llegó a sentir cómo se acercaba hacia la muerte. Finalmente se encontró en un lugar extrañísimo, en donde, de alguna manera, el suelo tomaba una forma contraria a la que es habitual. Temerosa, colocó sus patas delanteras para comprobar que era apto para caminar, y al confirmarlo se atrevió a caminar por ese extraño sustrato, mucho más blando al que acostumbraba pisar en Ciudad Vertical.
Caminó hasta que su sombra estuvo delante de ella, y encontró un paisaje cuya sublimidad supera todo lo que pueda ser descrito con palabras. Gigantes como Gullmack, decenas de ellos, caminando y provocando que las débiles patas de la arañita sucumban ante los temblores. Lo llamó para sí misma "Gollkmo'k" ("tierra de gigantes"). Aunque su paso por ese paraíso fue ridículamente corto, ya que apenas un gigante próximo noto su presencia, corrió hacia la exploradora a una velocidad descomunal hasta ponerse sobre ella; y la pobre, imposibilitada de moverse por la flaqueza y debilidad de sus miembros, se vio incapaz de escapar de la presión que el enorme cuerpo ejercía sobre su pequeño lomo; y del filo letal de los colmillos que penetraban su vientre.
Autor: Matías Jurjevic
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