Hoy me encontré completamente hipnotizado durante el trayecto entre Comodoro y El Bolsón, en un momento en el que el mecanismo de reproducción aleatoria del MP4 y el paisaje se pusieron de acuerdo para agudizar y minimizar ciertos sentidos, y generando una sensación extraordinaria. Posiblemente todas o la mayoría de esas sensaciones extraordinarias tengan un origen que se relacione con la alteración de los sentidos: en este caso, la música embriagante de Bosques de mi mente colisionó con la imagen de un horizonte imposible y distante. De pronto, todo en mi era una secuencia de imágenes inmersas en un silencio metafísico de pulsaciones intermitentes; y las ovejas caminando como si caminar fuera toda su vida; y las vacas en un grupo más grande que actuaban con libertad, pastando y caminando a voluntad; y al final, una única vaca, como estatua y con mirada fija, acostada sobre la tierra fría. Y la linea de su mirada, en un momento, se cruzaba con la trayectoria del Falcon, y nos miró directamente, solo para que al segundo siguiente, continúe mirando su objetivo lejano, totalmente ajeno a cualquier voluntad mía.

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