Lo vi, ahí estaba, erguido y anónimo. Su halo de misterio lo cubria casi por completo. La divinidad de ese momento me impedía planear un contacto, un intercambio de palabras o simplemente una mirada, creo que hasta me hubiera conformado con un sonido, mi suerte fue mas allá de eso...
sábado, 1 de junio de 2013
¿Y ellos qué?
La Patria Verdadera
Usamos insignias patrias para fechas especiales. Casi es costumbre, aunque de a poco se va perdiendo. Genracion a generación. Las personas, las que pueden caminar, las llevan y prenden en sus abrigos. Nos creemos soberanos, dueños, propietarios de esta tierra donde habitamos, capaces de cambiarla a nuestro antojo. Así también despojamos a los verdaderos habitantes, nos creemos lores, señores y amos de la tierra. Así nos creemos, nos soñamos y pensamos. Pero, no nos acercamos a lo que se necesita. Los verdaderos soberanos, amos y señores de esta tierra son ignorados y mucho menos respetados. Habitan estos suelos por mas tiempo y desde antes de nuestra aparición.
Ayer me fue encomendada la tarea de entregar a los "ciudadanos" sus insignias de identificación nacional. Luego de caminar por varios minutos la misma calle, llegué a una conclusión. Estaba realizando mal mi labor. Entonces, coloqué el alfiler prendedor de una escarapela de llamativos celeste y blanco sobre una dura, áspera, reseca e irregular corteza. Pertenecía a una acacia negra de un gran tamaña. No puedo estar del todo seguro. Susurró al viento palabras que no oí. No se con que ánimo respondió. Sus ramas se agitaron. Repetí esta acción con otras cinco acacias negras. cuando ya no me quedaron escarapelas, saque la que llevaba prendida en mi pecho y se la coloque a un árbol.
El sentimiento de identidad nacional es únicamente humano, el resto de los seres de la Tierra han elegido sabiamente no poseerlo. Solo los humanos tienen necesidad de poseer cosas. Fue muy grande la ignorancia que tubo la especie humana al nacer. Nuestro andar no es para nada armonioso comparado con el de nuestros hermanos, las personas estáticas. Tenemos demasiada inequidad con nuestros hermanos.
Autor: Lorenzo Bober
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