sábado, 8 de junio de 2013

Escarchada soledad

Por suerte, no me morí de hipotermia
Así fue como quede yo, sola, como perro malo, leyendo pero sin leer; pasaba las hojas rápidamente como queriendo terminarlo y saber todo de ante mano. Cada frase del principio de cada capítulo me recordaba algo, ese algo que por algo tengo ese libro. (algo, algo, algo) También lo abría a cada rato, tratando de empezar de 0, quería leer eso, eso tan especial, único e irrepetible. Lo leería todas las veces posibles.
La lluvia acompañaba, de manera musical.
Sola,con el frío otoñal y con la acera como escarcha de invierno. Quede allí tendida, sin moverme, esperando, pretendiendo algún tipo de rescate o escape. Pensé mil y mil ideas para salir de allí, encerrada. Pero no realicé ninguna. No pude, mis piernas simplemente no se movieron.
Los segundos pasaban, minutos, horas. La luz del día se apagaba, como un fósforo encendido. Tenía miedo de la oscuridad, no sabría como escaparme si llegaba hasta mi. ¿Otra prisión más?. ¡No, por favor! Con una sola es suficiente.



Autora: Candela Ruggiero Ponti

martes, 4 de junio de 2013

Me presento

Me llamo Vicente Girardi Callafa del Balcón de las Flores del Campo. Tengo la edad que aparento, soy peatón y mi Hobby es hacer tiempo. Nací y resido actualmente en La Tierra. Mido aproximadamente dese el piso hasta mi cabeza y peso a penas un poco. Entre otras cosas soy un mamífero (full time) y a menudo se me suele considerar una persona. En orden creciente estoy compuesto de partículas sub atómicas, átomos, moléculas, macro moléculas, complejos de macro moléculas, células, tejidos, órganos y sistemas de órganos. Formo parte del mundo concreto aunque con ciertas dificultades para discernirlo. Según diversos estudios que me han realizado estoy con vida, condición que según mis pares me caracteriza. No me gusta entrar en detalles sobre mi ser pero creo que he dicho bastante.


Autor: Vicente Girardi Callafa

¿Qué otra solución habría?


Unos recónditos e infernales años pasaron desde esa "gran" tragedia, como él lo llamaba. Ellos tenían una hermosa hermandad, de la cual ya nadie parece o puede recordar. Si tuvieran el tiempo del mundo, te contarían hasta el mínimo detalle, que hasta ellos mismos olvidaron, pero que para ser, por lo menos por un rato, "feliz" lo modificaron para añorar, recordar como si fuera la última vez que lo harían (lamentablemente no). No les importaba engañarse entre ellos, o redactar mal sus gran e increíbles hazañas, ya nadie los escucharía ni atención les prestarían. Aún así, ya estaban acostumbrados a vagar entre cenizas y lugares infernales que nadie querría descubrir ni en sus más pesados sueños. Todo por culpa de Él.
Él llego de un día para otro, nunca nadie lo pudo anticipar o prever, pero a pesar de eso, lo recibieron con todo su afecto y cariño.
"Ya sos parte de la hermandad, no tenés porque temer", Fue lo peor que lo podrían haber dicho. Gracias a esas palabras tomó toda la libertad de realizar lo que se propusiera con ellos. Nadie pudo desconfiar de Él, en ningún momento de su vida.
Así paso el tiempo, el gran y temido tiempo que les mostraría todo su padecer y errores que cometieron, que según ellos eran "sin querer".
Eran espeluznantes los abrazos que sentía de parte de ellos. Fríos y sin ese amor que antes sentía. Como una patada en el medio del hígado. Lo abrazaban porque sí, por compasión, ellos por dentro sentían lástima por él.
En un abrir y cerrar de ojos, todo cambió. De a poco sus "hermanos" iban desapareciendo, creían que no sabían, pero muy en el fondo, sus razones eran horribles y despiadadas, ¿era mejor dejarlos ir o aferrarlos a una causa perdida? .Como beneficiaba su salud y bien estar que otros controlaban, los dejaron ir. Pensaron que era para una buena causa, algo normal y corriente.
Muy de vez en cuando aparecían, como ratas saliendo de su cueva, solo para buscar comida.
Él no aguantó más. La situación hipócrita e incoherente lo destruía, cada partícula suya se desvanecía con los segundos.
Cegado por la tristeza y el dolor, inmediatamente, sin pensarlo, mató lentamente a cada uno de sus supuestos hermanos, con los que ni lazo de sangre compartía. Le dolía menos que su insuperable separación. Incluso disfrutaba ver como poco a poco todo volvía a la normalidad, como se querían, como con cada apuñalada, o con cada golpe, le hacía creer que estaba todo bien, como los abrazos de niños asustados por una pesadilla, a sus madres, que solo les acaricia el pelo y repite: -"Todo está bien". No lo lamentaba, para nada. Huyo cuando cometió su último crimen.

De vez en cuando se lo ve, caminando solo en la calle, pero repleto de gente que va y que viene, que no se detienen ni para pensar, para sentirse por lo menos, un poco acompañado. Nunca nadie lo buscó ni reclamó por él, porque, ya nadie lo quería.


( Es la primera ves que Candela escribe en nuestro grupo y así mismo algo de ella es publicado en este blog, así que le hacemos reconocimiento por cualquier cosa :3 )

Autora: Candela Ruggiero Ponti

La hermandad

Y en un súbito abrir y cerrar de ojos, unas cuantas semanas la mayoría de la tripulación había muerto. La peste había asotado nuestra embarcación y hace tiempo que ya no teníamos capitán. Pocos tripulantes, de los que habíamos sido gloriosos y grandiosos camaradas en muchas aventuras, seguíamos en pie, el resto había desertado, muerto o simplemente desaparecido. Ese desastre se venia venir desde hace mucho y nadie intento frenarlo. Navegábamos en aguas desconocidas desde hacia tiempo.
Ahora el gran barco, está encallado en unas rocas, en una playa desconocida El estado deplorable que presenta "La hermandad" es lamentable, todos nuestros sueños de conquistar lo que se nos presentara se encallaron junto con él. Nuestra empresa de ensueños había fracasado, y ahora nos hundimos con ella. Solo quedamos un puñado esperando el rescate. El Comodoro, dice que, aunque nos rescatasen ,él se quedará con La hermandad.
Esperamos en rescate con necesidad si logramos sobrevivir. Vivimos entre lo restos del navío, con todos sus maderos mitigados por el tiempo. El tiempo, ,maldito tiempo.

Fragmento de un relato de un sobreviviente de "la Hermandad", historia verídica y actual, cuenta sus penares y sufrires en letra. Los hechos fueron alterados en tiempo. 






Autor: Lorenzo Bober