viernes, 22 de febrero de 2013

Metamorfosis

El sol de la mañana se comenzaba a deslizar por entre las cortinas vislumbrando la sucia y oxidada pava, hace tiempo que Jeremías no iba a la ciudad a comprar objetos claves para su rutina. Había adoptado una especie de costumbre o habilidad para arreglarselas con los materiales que le brindaban las circunstancias, después de comprender esto usted sabrá consecuentemente que el hogar de Jeremías estaba en su mayoria cubierto de objetos, herramientas y diferentes clases de basuras y chatarras que cabe en la imaginación del hombre de ciudad.
Para cuando Jeremías se dispuso a levantarse el día comenzaba a descomponerse, al mirar por la ventana noto que una densa bruma comenzaba a agitar el cielo y el ambiente a tormenta comenzaba a sentirse en el cuero. En un estado claro de somnolencia dejo la pava en el fuego y se dirigió hacia afuera de la casa a comprobar si la leña le alcanzaría para el resto del dia. A pesar de llevar años ya viviendo en el bosque seguía conservando algunas costumbres típicas de las ciudades modernas, una de esas -La cual no le encontraba sentido alguno- era la de cubrir su propiedad de portones, hace tiempo había descubierto la inutilidad de tal acción pero era una especie de legado cultural, o quizás una tradición derivada del concepto de propiedad privada <<Cuando termine la temporada los saco>>. Sabia que no le costaría trabajo quitarlos, eran pequeños y de madera, lo cual le otorgaría un poco mas de leña ahorrándole el trabajo de talar algún tronco. La tarde transcurrió como todas, terminado el mate de la mañana partió hacia el bosque con aire a vigilante, naturalmente. 
La caminata lo deleito con unos extraños pájaros color carmesí -animales realmente venerados por el-. Le resultaba realmente placentero el movimiento veloz y el chillido que hacían estas simpáticas aves, para alargar ese espectáculo se sentó en un tronco a fumar un cigarro y observar el revoloteo de estos dos plumíferos que parecían danzar entre los arboles. Disfrutaba del sabor del humo y sonreía con las divertidas aves que le ofrecían un acto comparable a un circo, por momentos creía que la intención de estos animales era llamar su atención ya que sus movimientos y actos eran realmente increibles, volaban por atras de el y se dirigían al primer arbol a completar un giro, luego giraban en si y nuevamente repetian esta misma rutina sin cesar. Estaba completamente maravillado, se sentía parte de una naturaleza hermosa. Pero a medida que Jeremías se asombraba crecía la velocidad con la que estas aves se movían. El guardabosques comenzó a inquietarse al notar esto, los pájaros volaban cada segundo con mas rapidez y agresividad, de a poco el espectáculo se convirtió en una demostración siniestra y agresiva. El ambiente se torno denso y oscuro y la lluvia penetro con violencia en el espacio, el cual parecia no existir para estos animales. Cuando la exhibición de las aves comenzaba a desesperar a Jeremías este intento levantarse del tronco sin resultado, estaba completamente inmovilizado, las aves parecían haber notado la intención del guardabosques por lo que se vuelo se torno mas rápido y violento aun. Jeremías forcejeaba con su cuerpo por escapar de aquella oscuridad lo que enfureció mas a los siniestros mamíferos los cuales al terminar de completar la vuelta en el árbol surgieron como unos gigantes cuervos y comenzaron a dirigirse al tronco en el que estaba situado el pobre hombre, la mirada de los pajaros habia perdido la serenidad del reino animal, parecían mas bien almas condenadas, su similitud con la mirada humana horrorizo al guardabosques, de repente un ahullido escalofriante surgió de la primera de ellas. Jeremias se desvanecio al escucharlo, se sintio muerto.
Violentamente desperto y se encontro en su habitacion, en su mundo, ajeno a cualquier bosque.





Octavio Alfeo

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